Cada uno de nuestros niños necesita de una atención especial, individualizada sentirse aceptado querido importante y único, atender sus necesidades propias, eso es una educación personalizada.
Aprender a ser independientes autónomos, decidir a que jugar y que no, comunicar sus ideas, deseos opiniones y a comunicarse de manera clara.
El juego promueve el desarrollo integral de nuestros niños, lo que incluye el aspecto cognitivo, motriz, social y afectivo. Los niños que han jugado bien serán ciudadanos participativos, productivos y sanos.
Angela Beramendi Galdos